Perú y Bolivia unidos por la meta 30×30: compartiendo experiencias para conservar la Amazonía

En el marco del compromiso global asumido en la COP15 de la Cumbre de la Tierra, realizada en Montreal, Canadá, en diciembre de 2022, como parte del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal, los países se comprometieron a conservar al menos el 30% de sus territorios para 2030. En este contexto, Perú y Bolivia están dando pasos conjuntos para avanzar hacia este ambicioso objetivo, que busca garantizar el funcionamiento de los servicios ecosistémicos esenciales para la vida en el paisaje Sud Oeste Amazónico.

WWF Perú y WWF-Bolivia, en línea con este reto, organizaron recientemente un intercambio de experiencias entre actores locales de ambos países amazónicos. La iniciativa reunió a 5 gestores de espacios de conservación, y 12 técnicos especializados de ambos paises, quienes compartieron aprendizajes, expectativas y visiones en torno a la conservación de la biodiversidad de este paisaje.

Por parte de Perú, se presentaron experiencias vinculadas a las primeras OMEC (Otras Medidas Efectivas de Conservación), áreas reconocidas oficialmente por su gestión efectiva en la protección de la biodiversidad, que pueden incluir reservas privadas, comunitarias o de gestión mixta. Las OMEC se destacan por generar resultados concretos en conservación, combinando esfuerzos de comunidades locales, investigadores y administradores, y funcionan como un modelo replicable para fortalecer la protección de ecosistemas críticos. Entre ellas, se destaca la Reserva Ecológica Taricaya, recientemente reconocida como OMEC.

En este marco, los participantes tuvieron la oportunidad de conocer a Rachel Kilby, administradora de Taricaya desde hace más de 20 años, quien compartió sus experiencias y aprendizajes, inspirando a los participantes con su compromiso y trayectoria en conservación. «Cada acción local tiene un impacto global. Incluso lo más pequeño que hacemos, poco a poco, contribuye a algo mucho más grande” resaltó Rachel.

Asimismo, como parte del intercambio, también se llevó a cabo una visita y un diálogo con Juan Loja, director técnico de proyectos de Conservación Amazónica (ACCA) que gestiona la Estación Biológica Los Amigos (EBLA) y la Concesión para Conservación Los Amigos (CCLA), reconocida oficialmente como la primera OMEC en Perú. Esta experiencia permitió a los participantes conocer de cerca los procesos, desafíos y logros en la gestión efectiva de esta área, consolidando aprendizajes clave que podrán inspirar futuros reconocimientos en Bolivia. «Ser reconocido como OMEC significa que se reconoce la labor de quienes hacemos conservación, sin buscar ningún beneficio adicional más que el bien común. Nuestra labor es importante para la humanidad” manifestó Juan.

Bolivia, por su parte, compartió su camino de sus propios iniciativas de conservación que ya vienen funcionando, donde actores locales como Nicolás Gutiérrez, cofundador del Centro Ecoturístico Florestanía, Silvia Oliva, cofundadora de la Pascana Etsawa Teje, y Erika Llanos, de la Estación Biológica Tahuamanu de la Universidad Amazónica de Pando (UAP), están trabajando activamente para convertir sueños en realidades, mostrando el compromiso boliviano con la conservación de la amazonía.

Este encuentro regional resultó profundamente inspirador, ya que permitió a ambos países no solo compartir experiencias técnicas, sino también fortalecer lazos humanos, intercambiar visiones y reafirmar que la Amazonía, ecosistema vital para el planeta, trasciende fronteras políticas. «Los esfuerzos de colaboración entre sociedad civil, gobierno, sector privado y comunidades son fundamentales para avanzar en la conservación. Conocer a tantas personas que, con dedicación y pocos recursos, protegen estos espacios valiosos, nos demuestra que las OMEC pueden ser una herramienta clave para visibilizar y fortalecer su labor” comentó Aimée Leslie, directora de conservación de WWF Perú.

Las visitas a las OMEC de Taricaya y Los Amigos en Perú evidenciaron que este modelo puede generar resultados efectivos en conservación, manteniendo ecosistemas en buen estado y fortaleciendo la confianza en su sostenibilidad. Un factor central es el conocimiento in situ de emprendedores y comunidades locales, que, adaptado a la realidad territorial, contribuye tanto a la protección de la biodiversidad como al sentido de pertenencia y compromiso de los actores. En ambas áreas se ha logrado sistematizar el monitoreo de flora y fauna, realizado por investigadores cuyos informes respaldan la gestión local y garantizan que la información científica se convierta en una herramienta permanente para la toma de decisiones.

“La conservación efectiva se demuestra en la práctica. La experiencia peruana muestra que el monitoreo, vinculado a la investigación científica, refuerza la legitimidad de las OMEC. Bolivia puede aprovechar este aprendizaje para diseñar sistemas de monitoreo sólidos y accesibles, que combinen el rigor científico con la simplicidad de gestión administrativa y la utilidad práctica para la gestión local” expresó Victor García, coordinador de proyectos en Pando de WWF-Bolivia.

El camino hacia la meta 30×30 es un desafío global, pero iniciativas como este intercambio demuestran que la cooperación entre países vecinos es fundamental para lograrla. Perú y Bolivia avanzan juntos, con la convicción de que conservar la Amazonía es garantizar un futuro sostenible para todos.