El futuro del trabajo ya no es una proyección lejana, sino una realidad que avanza a pasos acelerados. La digitalización, la inteligencia artificial (IA) y la automatización están transformando los paradigmas tradicionales, modificando tanto los perfiles profesionales como la manera en que las empresas reclutan y desarrollan talento. En este contexto, la adaptabilidad, la innovación y la formación continua emergen como los pilares que definirán al profesional del siglo XXI.
“Las habilidades humanas, relacionadas con la comunicación, las emociones o la toma de decisiones, entre otras, hacen la diferencia y su desarrollo es más imprescindible que nunca. Por supuesto que las universidades tienen que incluir éstas en su misión”, afirma Hammeleth Saavedra Nagayama, director de la carrera de Ingeniería Comercial de Unifranz.
El avance de la Revolución Industrial 4.0 está redefiniendo la naturaleza del empleo. La globalización, la economía digital y los modelos de trabajo híbrido han acelerado la necesidad de competencias tanto técnicas como blandas.
Para Saavedra, los profesionales que logran integrar el dominio de conocimientos específicos con la comunicación efectiva, la inteligencia emocional y la resolución de problemas poseen hoy una ventaja competitiva en el mercado laboral.
Esta transformación también plantea un desafío directo a las instituciones educativas, que deben actualizar sus currículos, fomentar la creatividad, formar en pensamiento crítico y preparar a sus estudiantes para un mundo donde la relación humano-máquina será cada vez más estrecha.
Las 12 cualidades esenciales del profesional del futuro
Un estudio elaborado por NTT Data y Chazz, titulado “Profesionales del Futuro: Perspectivas hacia 2030”, identifica 12 competencias fundamentales que marcarán la diferencia en escenarios laborales cada vez más híbridos y emocionalmente exigentes. Estas cualidades no solo responden a la digitalización, sino también a la resiliencia y la colaboración en contextos inciertos:
Adaptabilidad: ajustarse con rapidez a nuevos entornos, tecnologías y modelos de trabajo.
Agilidad: tomar decisiones rápidas y ejecutar de manera flexible.
Enfoque en resultados: orientación hacia metas concretas con métricas claras.
Flexibilidad: apertura a cambios de rol o responsabilidades.
Mente abierta: capacidad de aprender, desaprender y aceptar diversas perspectivas.
Buena comunicación: expresar ideas con claridad y empatía en entornos digitales y presenciales.
Colaboración: trabajar en equipo y gestionar relaciones intergeneracionales y multiculturales.
Creatividad: proponer soluciones innovadoras y diseñar nuevas experiencias.
Resiliencia: afrontar la incertidumbre, el estrés y los fracasos con fortaleza emocional.
Apertura a retos: mantener la curiosidad y disposición para salir de la zona de confort.
Crítica y análisis: evaluar la información con pensamiento estratégico y basado en datos.
Reaprendizaje constante: mantener la actualización continua y el desaprendizaje de modelos obsoletos.
El mismo informe revela que un 51,9% de los encuestados considera que la capacidad de aprendizaje continuo será la habilidad más valiosa en los próximos años. Además, el 96% prefiere modelos laborales distintos al tradicional, como el remoto o híbrido, lo que confirma un cambio profundo en la cultura organizacional global.
Tendencias laborales y formación para el futuro
El Observatorio Nacional del Trabajo (ONT), de Unifranz, coincide en este diagnóstico al señalar que las habilidades más buscadas por las empresas hoy combinan competencias digitales con capacidades humanas. Entre ellas destacan el manejo de tecnologías emergentes, la comunicación intercultural, la inteligencia emocional y la innovación, todas indispensables para responder a entornos de alta incertidumbre y competitividad.
Frente a estos desafíos, Saavedra enfatiza el rol estratégico de la educación superior, que debe enfocarse en diseñar programas que integren la tecnología con el desarrollo humano.
“Es clave el entrenamiento en pensamiento crítico y la resolución de problemas, porque son habilidades cruciales en un entorno donde los profesionales deben adaptarse y abordar desafíos complejos”, puntualiza.
El profesional del futuro no solo será competente en lo técnico, sino que deberá cultivar un perfil integral capaz de equilibrar lo digital con lo humano. En este escenario, la creatividad, la resiliencia y el aprendizaje constante serán los diferenciadores que abrirán las puertas a nuevas oportunidades. La formación continua deja de ser opcional para convertirse en una necesidad vital.
En definitiva, los próximos años demandarán profesionales con visión global, capaces de navegar en contextos diversos y en constante cambio. Aquellos que desarrollen estas 12 cualidades esenciales no solo asegurarán su empleabilidad, sino que se posicionarán como líderes de una era en la que la innovación y la humanidad caminarán de la mano.
Fuente: Hammeleth Saavedra Nagayama, director de la carrera de Ingeniería Comercial de Unifranz.
Por: Manuel Joao Filomeno Nuñez