Con castillos mineros, iglesias centenarias, helados hechos en recipientes de cobre y una comunidad que recibe con el corazón abierto, Coro Coro se presenta como un destino turístico auténtico donde la historia, la tradición y la calidez de su gente se viven a flor de piel.
“Coroicoreño soy, de pura cepa, mi corazón es de oro y amor de cobre. Con esa pieza te van a recibir”, expresó el alcalde del municipio de Coro Coro, Emilio Maldonado Flores, al invitar a turistas nacionales y extranjeros a conocer su tierra.
Ubicado a una hora de Viacha, en el altiplano del departamento de La Paz, Coro Coro alberga un tesoro cultural e histórico que muchos aún no descubren. Está conformado por 90 comunidades, este municipio combina tradición, naturaleza, patrimonio arquitectónico y producción local.
Su historia minera se remonta a épocas prehispánicas, ocasión donde ya se extraía cobre, actividad que marcó su identidad y dio origen a imponentes estructuras como los castillos mineros y antiguas balanzas de carga.
“Tenemos un importante patrimonio cultural, nuestra iglesia católica, nuestros castillos, nuestra mina y al cóndor jipiña”, relató con orgullo la autoridad municipal de Coro Coro, al destacar las maravillas arquitectónicas del lugar.
Una de las delicias más singulares de Coro Coro es el helado artesanal, preparado en recipientes de cobre, una tradición que mantiene vivas a las mujeres de la zona. Su sabor refrescante y método de elaboración son imperdibles para los visitantes.
No solo Coro Coro se destaca por la gastronomía local con platos como la sajta de pollo con tortilla, sino también es tierra de sal, estuco, agricultura y ganadería, lo que le otorga una diversidad productiva, digna de admirar.