El municipio de Puerto Pérez de La Paz es un lugar milenario, parte del lago menor del Titicaca donde pervive la herencia de los habitantes del Wiñaymarka o pueblo eterno. La magia cultural ensalza sus atractivos turísticos y por centurias preserva su identidad como Chililayamarka o la capital del puerto comercial.
Durante la colonia tuvo gran actividad como puerto comercial con Perú. En 1876 era conocido como puerto de la carretera y dos años más tarde, Puerto Pérez, en memoria al general Juan José Pérez, quien murió en la batalla del Alto de Alianza.
Luego de la nefasta guerra con Chile, el puerto Chililaya era la única salida al Pacifico que tenía Bolivia.
Puerto Pérez es un sitio turístico y de gran aporte histórico. “Cada 5 de octubre se celebra el aniversario de Puerto Pérez, cuarta sección de la provincia Los Andes del departamento de La Paz. Se tiene 30 comunidades y antiguamente se llamaba comunidad Chililaya Chico y WiñayMarka , fue punto estratégico de comercio regional e internacional entre Bolivia y Perú”, explicó el historiador local y exalcalde del municipio, Francisco YujraAlanoca.
Fue con ley de 1984 que Puerto Pérez se creó como jurisdicción municipal, con sus comunidades Huancané, Haygachi, Cahilaya, Cutusuma, Sicuya, Surique, Patapatani, Cuyavi, Carapata, Chiarapata, Cumaná y Pajchiri.
Puerto Pérez, por su origen milenario es parte del Wiñaymarka y justamente esta leyenda despierta el interés de los turistas, por conocer el sitio donde se cree que fue el origen del valle que en su traducción del aymara al español es el ‘pueblo eterno’.
La narrativa mitológica se comparte entre Bolivia y Perú. Se cuenta que Wiñaymarka era considerado un paraíso, donde no existía odio, envidia ni riñas y lo único que debían cumplir los hombres era no subir a lo alto de la montaña, donde había el fuego sagrado, ese era el precepto del apu Qullana Awki, el dios andino.
Un día el ser maléfico Awqa escaló la montaña y convenció a los hombres a hacer lo mismo para ser superiores. Muchos desobedecieron el precepto del apu y en el camino fueron devorados por pumas, ante la indiferencia del Awqa.
Al ver eso, el dios sol lloró tanto que sus lágrimas inundaron el valle en 40 días y solo una pareja se salvó sobre una barca de junco y quedaron al medio de un gran lago. “En medio de esas aguas flotaban los pumas qaqatitinakawa (son pumas grises), que estaban ahogados y transformados en estatuas de piedras. Llamaron entonces al lago Titicaca, el lago de los pumas grises o de piedras”, reseña del trabajo de investigación de la Universidad Andina Néstor Cáceres de Perú.
Puerto Pérez se encuentra en el lago menor del Titicaca y en su plaza principal se caracteriza la estatua del general Juan José Pérez. “El 17 de enero de 1880 salieron los dos primeros vapores de Perú, el Inca y Ollanta. En la plaza principal de dicho pueblo las autoridades de Perú y Bolivia pusieron la piedra fundamental para levantar un monumento o estatua al general Juan José Pérez”, según Velasco Mario, del Trabajo Dirigido del Gobierno Municipal Puerto Pérez de 2007.
Chililaya fue el nombre que tuvo durante los primeros años de la República. En 1896, Archibald B. Reekie, misionero canadiense impulsó la primera Obra Bautista en Bolivia, que inició cuando arribó al puerto boliviano.
“Pasó por varios países hasta llegar al lago Titicaca, desde donde se embarcó en el barco Coya para cruzar el estrecho de Tiquina y arribar al puerto boliviano de Chililaya (hoy conocido como Puerto Pérez). En ese punto del viaje observó con gran preocupación el maltrato que sufrían los indígenas, lo que profundizó su convicción de establecer una misión evangélica en Bolivia”, según el Archivo Histórico, Historias de Bolivia.
Puerto Pérez pasó de ser parte de Wiñaymarka a Chililayamarka, su capital fue pampa Chililaya, donde está el puerto, que por su utilidad era conocido como puerto de la carretera. Luego adoptó el nombre de Villa Pérez, para finalmente quedarse con el nombre del municipio actual.
“Trabajamos para posicionar a Puerto Pérez como un destino turístico comunitario, donde los visitantes puedan convivir con nuestras comunidades, disfrutar de nuestras costumbres y conocer la biodiversidad que ofrece las islas Suriqui y Quehuaya”, explicó el alcalde del municipio, Adolfo Salinas Huanca.
Con una población orgullosa de su herencia aymara, Puerto Pérez ofrece una experiencia auténtica para los visitantes que se encuentra a 90 km de la sede de Gobierno y el tiempo de viaje es de una hora y media.
“Puerto Pérez se enriquece de un turismo comunitario. Los fines de semana está lleno, la gente viene a degustar nuestra gastronomía local como el wallaqi y los atractivos recreativos como los botes y lanchas en la orilla del lago Titicaca”, dijo el responsable de Turismo y Culturas, de la Alcaldía de Puerto Pérez, Saigon Wara Wara.
Entre sus atractivos turísticos están las rutas lacustres en totora, donde los visitantes pueden navegar al estilo ancestral aymara en botes de totora. Las danzas autóctonas son Choquelas, Chayaw Anatas, Qarwani, entre otras que se caracterizan por sus tejidos e interpretación religiosa.
Además, hay agroturismo como la siembra, pesca o elaboración de productos locales. Al respecto, Saigon Wara Wara dijo: “el municipio se caracteriza por la siembra de maíz en las islas, quinua, cebada, haba y variedad de papas. También, pescado como el karachi, pejerrey, mauri, ispi y trucha”.
Otra actividad importante es la ganadería, con la cría de ganado vacuno, ovino y porcino. Los productos se comercializan en la feria de Batallas. Curiosamente, Cumaná es una localidad y parte del municipio de Puerto Pérez que tiene una altitud de 3.824 metros.
Cumaná El 5 de octubre festejó sus 201 años a la par del municipio de Puerto Pérez y se encuentra cerca de la localidad de Isla Quehuaya, así como del pueblo de Isla Tirasca. “Invitamos a todos los bolivianos y turistas internacionales a descubrir un Puerto Pérez auténtico, hospitalario y lleno de historia”, añadió Wara Wara.